Lo que para mí signifcan esos días que van del 24 al 27 de diciembre

Después de algún tiempo sin pasar por aquí vuelvo con una pequeña reflexión sobre 4 días de final de diciembre.

Puede parecer una pérdida de tiempo el pensar y tratar de reflexionar sobre algo tan típico y normal como la semana de navidad. La gracia está en qué, para mi, estos 4 días son un curso acelerado de relaciones y eventos sociales, reencuentros familiares y algo de consumismo que, por otro lado, no viene mal de vez en cuando. Un breve análisis:

24: Cena de Nochebuena. Cada año reunión de mi pequeña familia en dónde, básicamente comemos e intercambiamos regalos. No sabéis como cocina mi abuela pero supongo que sí conocéis que se siente al abrir y desgarrar envoltorios de regalo. Y os aseguro que ambas cosas estan muy, muy bien.

25: Comida de Navidad. Digamos que es la segunda prueba del maratón de atracones navideños en dónde se ponen a prueba los estómagos más resistentes. Por desgracia yo no soy demasiado bueno en este tipo de competiciones. En mi caso, seria el equivalente al after de Nochebuena.

26: Sant Esteve. ¿Sobró algo de las comidas de los dos últimos días? El turmix sabe muy bien que hacer con ello. Un poco de carne picada y ya tendremos casi listos unos canelones que, curiosamente, en muchos casos (almenos en el de mi abuela) son mejores que la comida original. Lo veo como el evento ecologista de la navidad, reciclaje gastronómico.

27: Cumpleaños. Exacto, como había tanto sitio libre para acontencimientos sociales decidí nacer este día. Una buena excusa para salir con los amigos o levantarse a las 6 para ir a surfear y darse cuenta de que no soy tan inhábil sobre una tabla de snow. Una manera de tenerle cariño al invierno siendo yo un veranófilo declarado. La novedad de este año es la proliferación de ciertas fotos mías robadas en ciertos weblogs estudiantiles. Por mi seguid robando, lo hacéis muy bién ;).

Eso es todo y, por si no tenéis suficiente, mañana es 28, día de los inocentes. La gimcana navideña continua...