Los malos:
- Pasarse una noche con sal marina en la piel. No es bueno, ni para tu autoestima de aseo, ni para tu imagen externa hacia otras personas (a no ser que hayan pasado por otro trauma tuyo de tipo escatológico peor, de manera que no les importe). Moraleja: cerciorarse antes de meterse en el mar que en la playa hay duchas de agua dulce FUNCIONANDO, especialmente si vas a pasar la noche en esa playa lejos de la civilización, entendiendo por esta última agua corriente y sabanas limpias.
- El etanol puede provocar en según que personas ataques pseudoesquizofrénicos, de agresividad o algunos no tan peligrosos pero igual o más preocupantes. Ver como un conocido està en un estado psicótico tan surrealista como en un cuadro de Munch no tiene precio, ni tampoco encontrar mis pelotas del lo bien escondidas que estaban tras mis amígdalas.
- Una sudadera a finales de Junio es la prenda soñada por cualquier sintecho ocasional. Mi situación esa noche. Descubrir como poder pasar toda una noche entre playa y bosquejos con viento nocturno, bañándome y sin costiparme ha sido uno de los grandes avances tecnológicos de mi civilización personal.
- Por fin mis chanclas (yo las llamo así) de verano de ese año se han convertido en lo que queria que llegaran a ser algun día, una suela adicional para mis pies tipo hobbit, para poder andar casi descalzo. Pueden hacer lo que podian hacer los pies calzados y, además, las cosas que antes solo pies descalzados podían experimentar sin preocuparse, como mojarse o caminar por la arena.
Pues con esa última oda al calzado acabamos. Las mías también son verdes, pero sucias, que queda más bonito. Punto.