El problema llega cuando me doy cuenta de que estoy cambiando algo que me ocupa mucho cada día, los estudios. Algunos pensaréis que este cambio no responde a ninguna razón lógica, pero yo, y unos cuantos más, lo vemos más claro.
Porque creo que escogí mal. Olvidé que cursé bachillerato científico para saber más y no porque quisiera hacer algo con más o menos salidas. Olvidé que, desde siempre, hay otras cosas que mi inquietan mucho más y que, segun algunos, se me dan algo mejor. Y el error llegó cuando, a la hora de decidir, antepuse la inercia de venir de ciencias y las expectativas laborales a lo que en el fondo me puede hacer sentir bien. Un ejemplo de eso último es este blog terapéutico.
Ahora tocará ponerse en serio con estudios más acordes con mis inquietudes y con lo que creo que se me da mejor que, por desgracia, no es diagnosticar. La parte mala es que lo desconocido, y más aun cuando hay expectativas puestas en ello, trae miedo.
Sin embargo, este curso no acaba con una estamapada en un muro. Salgo poco a poco. Y aunque ahora mismo piense que lo mio no sea esto sé que este año, y la gente que ha formado parte de él, vale su peso en oro, porque demasiadas cosas importantes juntas no pueden haber coincidido por casualidad en tan poco tiempo.
Y sé que esta entrada es extremadamente exhibicionista, pero pensé que hoy tenía derecho a mostrarles a mucha gente que me rodea mi headline particular.