Odio a Apple ?

Por supuesto que sí.

Esta ha sido mi respuesta a la pregunta anterior durante almenos los 4 últimos años.

Maticemos. Tampoco es que odiase a Apple, simplemente pensaba que decir que con un Mac se podían hacer cosas que un PC artesano (de esos hechos en casa, a medida, no los comprados en megastores) no podía llevar a cabo era síntoma de esnobismo. Cuando llegó la revolución del iPod mi opinión siguió inalterable: ¿Tanta diferencia había entre el cacharro de Steve Jobs y un reproductor mp3 de calidad tipo Creative Zen de bastante capacidad (20gb o más)?


Sin embargo, después de ver y toquetear algunos de los iPods de las diferentes generaciones que iban apareciendo, mi opinion comenzó a cambiar, hasta el punto de que necesité escribir ESTE post para desahogarme.

Hoy puedo decir que lo han conseguido. Me he comprado un Ipod Classic 80gb de los últimos y, a pesar de malas experiencias previas, hoy en dia estoy encantado con su programa de gestión, iTunes. ¿Quien lo iba decir? Yo que era uno de los defensores de los mp3 que usan el senzillo método de disco extraíble para pasar las canciones. No voy a enumerar las características que hacen que ame tanto a mi nuevo gadget pero diré algo que me preocupa más: mi opinión sobre Apple y sus productos está tirando para un lado más.. como diría.. positivo. Matizando en muchas ocasiones por supuesto.

Esto es un paralelismo con la realidad de la empresa de la manzana; con muchas pérdidas durante gran parte de los 90, un pequeño gadget la ha hecho renacer, captando a público que antes ni siquiera se hubiera planteado ser un poco esnob. Pero todos lo queremos ser a veces. A Apple ya le iba bien, hacer creer que sus productos son "diferentes" es una estratégia de marketing infalible para atraer a compradores deseosos de sentirse especiales.

Me voy dando cuenta de qué una buena carta de presentación (o marketing) lo es todo en la vida.

El documental que inspiró esta entrada (interesante si tenéis algo de tiempo), la historia del iPod y de como ese pequeño aparato reflotó a la compañia que, años atrás, había introducido el primer ordenador casero.